NICOLA, amiga de la Fundación ADVENTUM Onlus

«Tras la separación me encontré con un fuerte desembolso económico mensual: la pensión de mis dos hijos -que vivían con su madre-, tres cuotas de préstamos y el alquiler de mi nuevo piso de una habitación. A pesar de lo poco que me quedaba para vivir, me las arreglaba para ganarme la vida, pero se me cayó una teja encima cuando la empresa de transportes para la que trabajaba me envió una carta diciendo que cerraban. No tenía salida. Pasé meses de infierno perseguido por las llamadas de las entidades financieras, el agobio de no poder mantener a mis hijos, los atrasos en el alquiler… dormir se hizo imposible. Encontré un nuevo trabajo en una cooperativa de servicios, pero las deudas se habían acumulado. Un antiguo amigo del colegio en el que había confiado me habló de una fundación a la que había acudido su cuñado y a través de la cual había encontrado una solución. Pasaron varios meses hasta que se cerraron los acuerdos con mis acreedores, pero al final pude pagarles a todos. Ahora tengo una sola cuota que pago con mucha más tranquilidad. He vuelto a la normalidad».

Condividi