Luigi y Elsa nos piden cita porque están preocupados por sus deudas, no han podido pagarlas regularmente desde hace unos meses. Tienen una hipoteca a punto de finalizar, a menos de un año, una cesión en V y un préstamo con una financiera. Ambos están jubilados y tienen aficiones e intereses. Tras deducir de las dos pensiones el total de sus gastos de manutención -hipoteca, servicios, alquiler, impuestos-, nos parece que la pareja no debería ni siquiera poder pagarlo todo, pero Elsa explica que desde que se jubiló siempre ha dado clases particulares a los alumnos y con estos ingresos extra podían pagar el alquiler y las cuotas con tranquilidad. El problema surgió porque durante unos seis meses tuvo que tratarse de una enfermedad, afortunadamente temporal, y durante ese tiempo no pudo dar clases. Lo que Luigi y Elsa piden es un préstamo con el que puedan saldar anticipadamente su deuda con la financiera y ampliarla en el tiempo, para tener una cuota más baja. Pero después de hacer los cálculos bien juntos, todos estamos de acuerdo en que no es conveniente cerrar un préstamo y diluirlo aún más, pagando todavía intereses. En unos meses, se acabará el pago de la hipoteca y la pareja dispondrá de una cantidad decente de dinero para pagar regularmente por todo… ¡e incluso comprar algunos libros más! La situación de sobreendeudamiento aparente de Luigi y Elsa puede resolverse haciendo bien las cuentas, poniendo por escrito los ingresos reales y los gastos reales, y dándose cuenta de que se tiene capacidad para volver a pagar.

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